viernes, 5 de octubre de 2018

Pregúntales cómo están, te lo agradecerán!

A donde quiera que voy, siempre encuentro colaboradores que dejan huella en mi por como se presentan o la marca personal que generan en el proceso de la experiencia de compra.

De hecho hay un universo de personalidades y gente con llegada nata al público. 

A mi parecer eso es bueno, porque nos sentimos bien atendidos, pero...  

¿A donde vamos con esta explicación? 

¿A quienes le decimos Hola, cómo estás de corazón?

Coincidimos que sólo a gente que es muy conocida nuestra, amigos o familia. ¿Verdad?

Seguro, pensarán que es perder el tiempo, es banal o no tiene importancia, pero aunque no crean esta pregunta genera un impacto inolvidable si ea frecuente en ellos,

Lo digo, por experiencia.

Hace unos minutos acabo de pagar por mi ingreso a los servicios higiénicos, veía como la gente ingresaba y salía (y de por medio ni un “gracias”, ni “una sonrisa”) me dió bastante pena por la gente porque es un placer enorme saludar o manifestar consideración por la presencia de las personas en su lugar de trabajo, sea en el mejor restaurante del mundo o como en este ejemplo, en los servicios higiénicos púclicos.

La colaboradora, estaba robotizada mirando a los ojos de cada persona que pasaba y ninguna le miraba, al punto que ella ya sólo miraba al vacío. Comprendo que el trabajo es individual y aburrido, pero no hay excusa para hacero diferente. Así fue como antes de cancelar e ingresar le dije, “Hola ¿Qué tal?” (con una sonrisa y mirándole fijamente”, les juro que su mirada cambió y volvió a creer que su trabajo es importante, tan importante para el humor de la gente que pasaba por allí. Al retirarme, agradecí por el servicio y respetando su trabajo, me dijo “A usted”. Me volví a dar cuenta y confirmar que no sólo se trata de ellos, me refiero a una buena atención, si no de nosotros también. De hacerles creer que lo que hacen tiene sentido y es verdad, tiene el mejor sentido del mundo porque a cada lugar que vamos sin un servidor o anfitrión sería triste. 

Sensación vital para el ser humano: 

Sentirse importante y útil.

Mejora el rendimiento y la dedicación en lo que hace. 

Por recomendación y convicción en las relaciones humanas, siendo específico cliente-colaborador, vale la pena robarle una sonrisa a ellos(as).

Recuerden:  “Pregúntales cómo están, ellos te lo agradecerán... con una sonrisa”

¡Aquí dejo una foto de una colaboradora sintiendo que su trabajo tiene sentido!



domingo, 17 de junio de 2018

SE AMABLE, el producto cuesta, el servicio SE REGALA.

Cuantas veces NO nos dimos cuenta que alguien necesitaba una sonrisa, que alguien necesitaba un empujoncito para seguir con la misma actitud de siempre.



Cuantas veces NO nos dimos cuenta que más prevalecía nuestro apuro, nuestras ganas de satisfacer una necesidad fugaz. 

Cuantas veces dijimos, dame esto y el otro al entrar a una tienda, bodega, cafetería o donde sea y nos disparamos a donde nos urgía sin más.



Cuantas veces hemos pagado, creo yo, más por el producto que por el servicio. Porque el producto cuesta (allí yace el esfuerzo de un colaborador), pero... ¿EL SERVICIO?

EL SERVICIO SE REGALA, bueno al menos en mi caso siempre es un regalo.



Te invito a que después de comprar algo te des cuenta antes de salir del lugar que hay mucha gente que regala su servicio con sonrisas, detalles, gestos que impactan. 

¿Y cómo hacemos que esto sea mutuo?



!Manual de un cliente motivador!

- Regala un gran saludo los servidores o anfitriones. Pregunta: ¿Cómo están? ¿Qué tal? Si es posible estrecha su mano.



- Espera pacientemente, por más que tu día sea el peor o el mejor, depende de ti crear una buena conexión. Lo mismo va para quien nos atiende.



- Recibe con muchas ansias tu pedido, agradece porque al margen del producto y su costo, como dije, el servicio muchas veces nos lo regalan. 



- Si se equivocan, dales una oportunidad, no seamos duros. Muy amablemente ellos nos apoyarán con nuestra petición.



- Cierra con broche de oro saliendo del lugar con la misma energía.



Todo lo que damos se devuelve, y si regalamos sonrisa o amabilidad. ¿No sería lógico recibir lo mismo?

Te invito a regalar una sonrisa, una pregunta que resalte tu calidad de persona para que el servicio siga siendo ese regalo que nos dan muchas personas, no sólo colaboradores, si no también quienes están más cerca de lo que puedas pensar.




¡FIN!


sábado, 9 de junio de 2018

Atención al cliente: Un motivo para Aprehender a servir a la gente








Aprehender y Actitud dos palabras con las que resumo la experiencia en atención al cliente y lo que veo a diario en este rubro ligado a restaurantes, cafetería, bodegas, módulos.

Aprehender, en resumen, significa atrapar información y hacerla nuestra (interiorizarla), de manera duradera que trasciende en nuestras acciones y conocimientos considerablemente.

También usamos habitualmente la palabra aprender referido a obtener conocimientos sobre algo o una situación. De pequeños aprendemos a leer, a sumar, a manejar bicicleta; ya muy grandes, a dirigir proyectos, manejar un auto, manejar un programa en la pc, etc.

De hecho, aprender es un proceso ordinario para nuestra facultades mentales y el desarrollo de los mismos.

Por otro lado, si hablamos de Aprehender, consigo va el espíritu de apropiarte y encarnar lo que forma parte de un aprehendizaje, como por ejemplo Servir a la gente o atender a la gente. Hasta incluso, jugar fútbol, hay algunos que encarnan la misma pasión por este deporte. 




Hay dos caminos para esto:

  • Servir a la gente o atenderlas como un aprendizaje social, laboral (porque debemos de).

  • Servir a la gente por convicción por que así lo queremos y porque servir es un fiel reflejo de la calidad de ser humano que somos. (Porque nos hace sentir muy bien).

Cabe resaltar que en ambos casos si lo hacemos bien. Recibiremos una recompensa, que es un gracias o una sonrisa, lo cual será una inyección o estímulo para este acto el cual tienes más valor emocional para el segundo caso. Para el primero es parte de un estímulo que refuerza la acción más no involucra el lado afectivo, salvo que lleve consigo un reforzamiento adicional de parte de alguien que convierta esa vivencia en algo extraordinario (un líder, un modelo a seguir), aunque esto no es muy seguro.

¿Qué sucede cuando aprehendemos a servir y/o atender?

Lo explico en un ejemplo que me pasó y les pasa a la tienda o restaurantes que visito.

Hace algunos años, veía como a diario tras la compra de un producto o servicio. Ellos lo recibían y miraba sus rostros en dos oportunidades.  
Cuando se les dejaba el pedido y cuando ya el servidor o colaborador (me incluyo) se retiraba.
Es decir, tenía dos oportunidades para ver si el rostro era de satisfacción o no. 
Normalmente en la primera, tenemos la oportunidad de saber si está contento o no con el producto servido, es fácil poder darse cuenta, si es una sola persona, en el gesto que hacia, su boca (un ligero movimiento, o más tenso). 

¡Al menos en mi caso, se los juro!

Juro que sentía un vacío...



...cuando el cliente o consumidor mostraba un gesto no aprobatorio o sus manos se cerraban. Definitivamente, a quienes convertimos el servicio, sea en un trabajo o en el ámbito social, pregúntanos si desea algo más o incluso siendo pro activos y observadores damos en el clavo con lo que la persona necesita o desearía.

Para la segunda, es el recurso si es cliente es tímido o no percibe su necesidad de manera inmediata. Entonces a lo lejos, cual franco tirador del servicio, miramos si está buscando algo o necesita algo. Normalmente veía cuando tomaba su bebida le faltaba más azúcar (por el gesto) o porque se le caía la servilleta y antes que se levantará, iba a su encuentro y nuevamente les puedo jurar que el cliente se enamoraba de ese momento... esa sensación hizo que me apropiara de el sentimiento final que tiene servir a la gente o atenderla. 




Como quise que mis chicos se apropiarán de esa sensación y aprehendan, ni bien percibía algo así, los dirigía al encuentro de este estímulo! 





Esto es Aprenhender, les decía a ellos. Sonreían porque sabían que no hay nada más bonito en el mundo hacer esto por convicción.

Justo aquí es donde se une en el camino con la ACTITUD.

Sobre la actitud tengo mucho sobre hablar, pero sólo diré que depende de donde te encuentres, no importa que trabajo sea o con qué personas estés. Actitud es sinónimo de adaptarte con mucha energía al nuevo aprendizaje y más aún si hablamos de atrapar nuevos conocimientos (aprehender).

Esa frase, que dice mi actitud depende con quien trate. Es cierta hasta el punto en que la otra persona afecta tu actitud o la frena.
Mientras tanto usemos la actitud como medio para mantener nuestro aprendizaje de manera más atractiva. 

Les cuento como lo hacía: 

La primera vez que me mandaron a volantear a un trabajo y digo mandar porque fue una directriz por una estrategia para vender más. Muy por dentro sabía que me generaría incomodidad, salir yo solo, ante el cumulo de gente. 


¿Pero saben que pasó?





Muy fiel a mi estilo y como dice la frase “No dejes que el ruido de las opiniones de otros, apaguen tu propia voz interior”

En este caso actitud, decidí salir con una sonrisa en el rostro (uno nada exagerado), a cada persona que pasaba le decía Muy buenos días o buenas tardes, inclinaba mi cabeza para que sintieran que me fijo en ellos y no importaba si algunos pasaran apurados, molestos, ansiosos, siempre había una persona que valoraba mis gestos y terminaron siendo clientes frecuentes. Hasta hoy en día en algunos clientes que dejé en el camino de atención al cliente se acuerdan, sobre todo por tu sonrisa, tu buena actitud y tu capacidad de anticiparte a sus necesidades.



“Si quieres ser genial, actua genial”, frase que le dijeron a Chappie un robot con inteligencia humana en su película.


Haz que te recuerden:

  • No porque eras el chico o la chica que trabaja en tal lugar.

  • Sino que en tal lugar trabajaba una leyenda en este rubro. 


¡Haz que te extrañen por tu servicio, no por el lugar!


Señores y señoras, atención al cliente y servir a la gente es cuestión de... Aprenhendizaje y Actitud.




domingo, 15 de abril de 2018

El día en que elogié a quien no se lo merecía

Cuando lideré un equipo en mis épocas de servidor (Atención al cliente), sabía que el liderazgo se trataba de que tu team te siguiera y se contagiará de tu entusiasmo, pero también sabía que había que poner mano dura y lo hacía cuando tenía que hacer y era prudente para salvar el clima laboral y en su efecto lo que el cliente recibiría como parte de este pastel.




Mi pensamiento se basaba en la teoría y en la experiencia de mis líderes hasta que decidí ser irracional en las respuestas.

Si alguien hacia algo mal o se equivocaba, le decía que no pasaba nada y le sonreía. Obviamente si sabía que podría caer en el error muchas veces realizaba acompañamiento o modelaba situaciones para mejorarlo.

Hacia todo lo contrario a la critica.

La costumbre era tener una conversación con la persona que no laboraba correctamente y ver juntos los errores, faltas y aspectos negativos. Lo que hice fue lo siguiente. Ante una inminente nueva conversación de este tipo con alguien reincidente, por más escasa que hayan sido sus virtudes, elogié sus fortalezas y mencioné que me agradaba laborar con esta persona. 

El resultado fue de plano gestual que era explicado como un “¿Qué hablas? He hecho las cosas terriblemente y me hablas de fortalezas y virtudes.” (Sabía que hacer lo contrario y lo que se debe generaría toda una barrera en el turno). De inmediato le sonreí y salí a seguir atendiendo. 

Ese día mejoramos los tiempos, la productividad y el equipo marchó con los problemas habituales que se generan, más no los conocidos por la actitud con quien había hablado. De hecho, se mostró proactiva como si se hubiera llenado de energías.




No mentí, no lideré mal, no me equivoqué. Sólo le di relevancia al elogio y no a la crítica.

Ese fue el día en qué elogié a quien no lo merecía. Aprendí que la crítica resiente, genera barreras y sólo hace funcionar a las personas cuando estás presente por medio del miedo, del resentimiento y no por que ellos(as) quieran.

Elogien en medida de que esto les resulte bajo sus propias consecuencias.  








sábado, 10 de marzo de 2018

“Soy quien vende los puestos y estoy buscando al mejor comprador”


El reclutamiento de personal es el primer filtro para elegir a tu futuro dream team.

Cuando empecé mi aventura por este mundo, tenía un pasado experencial en atención al cliente y ventas. Jamás pensarían mis compañeros que ofrecer un puesto o vacante sería visto detrás de mis ojos como un producto intangible, pues de hecho eso es para mi.

Al margen de los criterios para elegir a los chicos aptos, entre ellos edad, experiencia, estudios y sobre todo actitud, le adicioné CÓMO se VENDE y CÓMO COMPRA mi oferta laboral.

Fue en ese momento que entendí que este proceso (sea en masivos o procesos con menos cantidad de gente) definía el curso en el que los postulantes se dirigían hacia mi persona.

¿Por qué?

Porque la labor de un reclutador no sólo es informar sobre la oferta laboral y el flujo que tendrá hasta que la persona sea seleccionada, si no también calentar motores de todos sus candidatos para que sea más que una postulación... una compra bien hecha.

¿De qué forma?

Lo primero que se nos viene son las dinámicas  grupales. ¡Es cierto! 

No obstante, es factible ponerse los zapatos de Coach para guiar y preparar en breve a toda tuaudiencia. Me dirigo a ellos de la siguiente forma.

“Soy quien vende los puestos y estoy buscando al mejor comprador”



Acto seguido, doy un aplauso. Sólo uno para dejar marcado el momento.

Así mismo, antes de empezar hablo sobre:

Pasión (Lenguaje Corporal)
Actitud (Disposición anímica)
Compromiso (Saber a qué postulo)
Humildad (No cuestionar a alguien - ni ser confiado)

Que me permiten abrir los ojos de la audiencia, sazonar sus intereses y volverlos compradores activos en ese mismo instante.

Probablemente algunos reclutadores consideren esto pérdida de tiempo, pero créanme la siguiente vez que este candidato postule, sea a la misma empresa u otra no será el mismo. Será mucho mejor, será la versión mejorada y esto es lo que me satisface como reclutador.

No pierdan de vista generar entusiasmo en sus candidatos y si es posible, hagámos que su experiencia en cada proceso de reclutamiento y/o selección sea fructífero de manera en que ellos te recuerden no sólo como aquél que no los reclutó o seleccionó, si no quién además les enseñó a mejorar ciertos detalles de cara a este proceso.

Reclutemos, búsquemos y formemos mejores compradores.





sábado, 24 de febrero de 2018

Un arma llamada sonrisa


En un post anterior hablé sobre la sonrisa como un recurso poderoso para la sugestión, sea en ventas o atención al cliente.

Retomando nuestra cita con la sonrisa, nosotros sabemos qué es sonreir. ¿Verdad?  Ojo, no confundir la risa con la sonrisa. Pues, la risa es el siguiente nivel o a escala mayor de nuestra sonrisa. Es muy bien usada cuando un momento es demasiado bueno y queremos explotar con la risa.

Actualmente me encuentro laborando en Reclutamiento y selección de los mejores perfiles en atención al cliente y al margen de las preguntas situacionales o de competencias que les hará determinar si son aptos para el puesto, también en gusta asegurar que estén actos*. ¿A qué me refiero? A que tengan toda la actitud o puedan ser capaces de automotivarse. 

Una de las armas es la sonrisa. Al comienzo de la entrevista siempre les pido que me regalen una sonrisa y obvio al final también. Me sirve muchísimo, porque veo como ellos mismos son su propia valla emocional. 

Definitivamente, cuando vas comprar algo o a atenderte a un establecimiento que brinda servicios “x” que una persona te sonría es bueno, pero que sigas tu camino y las siguientes personas lo hagan también. ¿No es demasiado bueno? Tiene un efecto positivo aunque tu día haya sido un desastre.




Entonces, que al final de mis preguntas, que son la parte dura del proceso, quiera terminarla con una sonrisa de su parte es una invitación a la empatía, a la expresión de lo blando y más importante, su capacidad de conservar la buena actitud y saber que al final les mencionaré que su sonrisa ha tenido un efecto en mi y que no olvide que se lo agradeceré es como si yo fuera su cliente que mis postulantes son mis rutinas, pero que al ser atendido así, me podrías cambiar la vida al menos esos minutos.

Un arma llamada sonrisa. No mata, pero revive. No es la mejor opción que un cliente o persona podría esperar como solución, pero ea huella que no se olvida, mucho menos si la convertimos en algo plural: huellas (sonrisas de personas, sirviendo personas).

Entre ejemplos de sonrisas, siempre la ganadora será la que muestra los dientes, claro no absolutamente todos, pero sí lo suficiente para transmitir transparencia. ¿Por qué mejor una sonrisa mostrandolos y no una sinple sonrisa? Porque los dientes son blancos y el color transmite paz, transparencia y esto genera un valor no comprable: la confianza. Una sonrisa cerrada tiene también un efecto positivo, pero al ser cerrada, representa retención de algo tiene un impacto dudoso, a pesar de ser positiva a simple vista.

¡“Sonríe como un banana split”!



Una sonrisa bien puesta, como cultura será la mejor arma de presentación y despedida. Te recordarán positivamente, el resto es posible de la mano de tus habilidades y capacidades en el trabajo o cotidianidad. 

No olvides, es tu mejor arma.

sábado, 20 de enero de 2018

La sonrisa y el poder sugestivo

Muchos años atrás en mi primer trabajo como asesor de atención al cliente para una operadora reconocida aprendí sobre la sonrisa telefónica, una sonrisa que el cliente ni siquiera vería, que a la mayoría de asesores daban por banal usar para sus operaciones diarias. Fue cuando pretendí seguir sus pasos, pero me di cuenta que no conseguía controlar mi mundo y mucho menos controlar el tiempo predeterminado para atender a un cliente, no supe la razón, pero sabía que no dominaba, ni me creía mi speech, ni mucho menos mis sustentos, por más verídicos que eran. Fue cuando me metí en el papel de ser la sonrisa telefónica viviente.




Comencé a practicar frente al espejo, me sonreía, me miraba a los ojos y me di cuenta que tenía un efecto rebote al sentir que mi propia sonrisa sugestionaba mi propia actitud, es decir, me motivaba, sabía que era bueno porque tan bueno como lo que dices (argumento), es lógico que transmitas algo tan bueno o atractivo gestualmente también (la sonrisa).

Desde aquél día supe que la sonrisa telefónica no era simplemente un intento para que el argumento “te salga mejor”, sino era la viva convicción de que lo que decías triplicaba o cuadruplicaba su fuerza, su intención y la sugestión en la palabra era segura que el cliente sentía en mi voz el impacto de mi sonrisa!

¡Fascinante!  

Años más tarde, sonreír se volvió parte de mi sello personal.

No hay que ser adivino, ni mago para saber que la sonrisa tiene un impacto sobre la persona que la emite, pero más sobre quien la recibe.

Leí alguna vez que la sonrisa no empobrece a quien la da, pero enriquece a quien la recibe, frase de oro que siempre desempolvo y lustro frente a mis conocidos, amigos y compañeros de trabajo. 

Fue un día de suerte (así lo consideré) que sumergí mi entusiasmo en atender al cliente presencialmente bajo el nombre de una marca de donuts, nunca pensé que el recorrido fuera tan largo y fructífero comencé a creer en las relaciones más allá que transacciones, supe que una sonrisa bien puesta y segura aumentaba las probabilidades de compra y sugestión en venta (maximización).

Aquí es donde vuelvo a repetir: si ofreces algo bueno al cliente o te pide algo bueno como una donut, una bebida o lo que sea, encárgate que si ofreces algo más (adicional o un combo), que de hecho le costará menos y es una ganga TRANSMITAS lo mismo a través de tu rostro.

¡Sería ilógico que muestres un rostro con gestos pobres, carentes de toda emotividad para ofrecer algo tan bueno! ¿Cierto?

Recuerda, 70% de la información sugestiva es visual. Si tu sonríes la respuesta de tu receptor será la misma, pero no siempre será evidenciable. Ante ello, persiste que tarde o temprano soltará un gesto que es signo de que se infiere como un “estoy dispuesto aceptar tu oferta”.

“Fijar la sonrisa”, acuñé este término a mantener la sonrisa en contrapuesta a que no cabría posibilidades de vender. Sucedía seguido que vender más era una exigencia de toda empresa y sus ejecutores administradores, asistentes, etc. No obstante, fijar la sonrisa era el recurso más práctico y sencillo, pero muy fino a la hora de ofrecer algo más adicional al pedido ordinario, que ruborizaba al cliente más aún si era opuesto a tu sexo. 

¡No había vuelta atrás!

No había forma de que rechazara tu oferta, aunque al final la compra era hecha por la relación lograda entre tu sonrisa y la mirada de tu inminente y próximo consumidor!

Ha comprado tu sonrisa, no tu producto, aunque si el producto es bueno, querrá venir por las dos cosas.

Ponte a prueba, te invito a sonreír sin motivo alguno y frente al cliente, frente a cualquier persona las cosas serán más fáciles!

Adán Espinoza Gutarra, Licenciado en Psicología.